Saturday, March 7, 2020

Tiempo de Formar el Ejercito Venezolano en el Exilio


Tiempo de Formar el Ejercito Venezolano en el Exilio
Por Carlos L. Arce

--- “El poder concede nada sin una demanda.  Nunca lo hizo y nunca lo hará.”
                                                                   Frederick Douglas, 1857


Es hora de desistir en hacer lo mismo, para obtener un resultado diferente en Venezuela. 
Si el objetivo es un cambio de régimen y el retorno a una forma de democracia capitalista, probablemente no se logrará solo a través de demostraciones públicas masivas.  El régimen comunista de Nicolás Maduro opera en dos realidades, una, tiene la lealtad de un ejército mercenario respaldado por China y Rusia, que puede y ha suprimido todo tipo de levantamiento público.  Dos, el reino de terror predicado por el derrocamiento del “Líder Hermano” Muammar Gaddafi en Libia en el 2011 y su subsecuente matanza a golpes por una turba revoltosa, hace una abdicación negociada inconcebible para tiranos de hoy en día.  Una abdicación voluntaria del régimen requeriría una sólida garantía de un destierro seguro y opulento para los lideres y su cadre militar de alto rango; esto parece ser cada vez más improbable.

¿Entonces, hacia dónde vamos?  La respuesta, como siempre, es acción militar; el poder y las armas han demostrado ser históricamente inseparables.  Las preguntas esenciales son quién y cómo.  La solución tradicional de una invasión militar americana que no parece estar disponible durante la tenencia administrativa actual del gobierno de Estados Unidos, el cual correctamente evalúa este tipo de acción como otra guerra extranjera interminable con probables resultados contraproducentes.  Por ende, el quien es la comunidad venezolana en el exilio.  La población esclavizada en su patria necesita un ejército de liberación; ¿dónde está la juventud venezolana?  Venezolanos educados y ricos, que hoy disfrutan del sueño americano en Florida, tienen que dirigir y respaldar un ejercito en el exilio y prepararse para la guerra.

¿Cómo se puede hacer esto?  Con el soporte logístico militar de Estados Unidos indudablemente, pero evitando los errores de cálculo de la fracasada invasión del ejército exiliado cubano a Cuba en la Bahía de Cochinos en el 1962.  Con solo ganar una cabeza de playa y luego confiar en un resultante levantamiento popular no se logró entonces y no se lograría hoy.  En la época de ametralladoras eléctricas un asalto a la ‘Bastilla’ sería autoengaño.  Los exiliados cubanos deberían haber invadido la pequeña Isla de Pinos en la costa de Cuba y haber establecido en ella la Cuba Libre.  Estados Unidos y sus aliados hubieran reconocido el nuevo y legítimo gobierno de Cuba y la isla se hubiera convertido en un próspero e impregnable bastión; desde allí se hubiera forzado el colapso eventual del régimen Castrista.

¿Cómo lo pueden lograr los venezolanos?  Pidiendo a los Estados Unidos que adiestre y equipe su ejército exiliado, quizás en la base militar americana en Guantánamo, Cuba.  No debe ser un secreto, porque sería imposible mantenerlo así.  Planificar y ejecutar una factible invasión de una porción del territorio venezolano para establecer un nuevo gobierno dentro del país y un verdadero frente de batalla.  Existen dos opciones prácticas, una es la invasión de una de las islas territoriales en el Mar Caribe, ejemplo, Isla La Tortuga. Dos, sería usar el territorio de la nación de Guyana al este de Venezuela, para invadir el territorio Essequibo, cuya soberanía se disputan ambas naciones.  Sería necesario prometer una resolución de la disputa favorable a Guyana en el futuro, como además una garantía de protección americana contra una invasión de Guyana por fuerzas militares de Maduro.  Se proveería inmediatamente tierra para el establecimiento del gobierno libre de Venezuela y marcaría el comienzo de la guerra de liberación, con soldados venezolanos y armas americanas.

Desde ese punto la ruta a la victoria sería a través de las mentes y los corazones de la población venezolana, lo que requerirá no solo una oferta de reemplazar el régimen comunista con una vaga promesa de “algo mejor.”  Debería delinear los pasos a seguir para asegurar la futura protección del orden constitucional y derechos humanos básicos, un firme compromiso de límite de términos presidenciales y la configuración de un sistema económico en base a capitalismo limitado en un marco de bienestar público que recuerda a los pobres.
 
Que gran oportunidad Venezuela presenta para la creación de un modelo de gobierno para la América Latina; podría ser el génesis de una confederación de naciones latinoamericanas.  El espíritu de Simón saborea este momento.




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